El pasado miércoles, el ladrón se hizo pasar por el representante del comprador de la joya y fingió que, a petición del comprador, quería verificar el estado de la piedra y precintarla dentro una caja que parecía normal y corriente, pero en realidad era una caja de magia.
Los vendedores aceptaron y el detenido consiguió, con un doble fondo, retirar de forma discreta el anillo de su interior y esconderlo en su bolsillo. No obstante, despertó las sospechas de los dependientes, que accionaron la alarma de atraco.
Una patrulla de los Mossos acudió al establecimiento y encontró la joya en el bolsillo del intermediario, que quedó detenido por una tentativa de hurto.