Deberes de verano y nuevas tecnologías: ¿a favor o en contra?

Cristina del Gallego Baraibar 23/06/2016 07:06

Después de todo un curso escolar repleto de clases, deberes, horas de estudio y actividades extraescolares, llega el momento de los cuadernillos de verano. Con la llegada de las nuevas tecnologías, estos a veces pasan del papel a las pantallas de tablets y ordenadores.

Pero no todo el mundo está de acuerdo en que lo mejor sea mandar deberes en verano y, por supuesto, también hay quien considera que las nuevas tecnologías deberían alejarse de los más pequeños cuando están estudiando.

Los padres opinan

Marta Robledo, madre de dos niños de 6 y 8 años, está “radicalmente en contra de los deberes. Plantear deberes en vacaciones es un error y no soy partidaria de ello, creo además que no son convenientes, pues son niños, no máquinas de estudiar que haya que estar programando y reprogramando cada día. Las vacaciones son para otra cosa: jugar, salir, descansar, desconectar, divertirse, ¡e incluso, aburrirse! Al igual que los adultos necesitamos desconectar en verano de nuestra rutina, los niños también”.

Contraria a que los pequeños trabajen en verano, considera que, de tener que hacerlos, “los deberes a través de las nuevas tecnologías son, sin duda, más atractivos, despiertan más el interés del alumnado y por tanto son muy eficaces en cuanto al aprendizaje “. Para ello, propone que desde “las webs de los centros y a través de creación de blog por cursos podrían, con enlaces, introducir juegos y fichas para que los alumnos desarrollasen su potencial”.

Similar postura tienen en la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA). Su presidente, José Luis Pazos, deja claro que lo que ellos piden es “la desaparición de los deberes tal y como están configurados, también en verano. Son una fuente de desigualdad para los niños, en función de que quedan supeditados a que las familias podamos o sepamos cómo ayudarles en casa y seamos como segundos profesores”.

En la CEAPA no le ven ningún problema a que los niños no repasen en verano lo aprendido durante el curso escolar, puesto que consideran que “si se han interiorizado los conocimientos, no va a pasar nada. Esto es como aprender a conducir: si se ha aprendido bien, en el momento en el que uno se pone a conducir, uno se pone al día”.

Con respecto a las nuevas tecnologías, estas “herramientas no son buenas o malas por sí mismas, son buenas o malas en función del uso que hagamos de ellas”.

José Luis Pazos recalca que, con o sin nuevas tecnologías, “es muy difícil motivar a los chavales ante unos deberes de verano, porque de lo que se trata es de que descansen. Y nosotros reivindicamos el derecho a que se aburran y que puedan enfrentarse a la situación de no saber qué hacer porque ese es el primer paso para poder tener creatividad”.

Los profesores opinan

Ana Correa, tutora de 5º de Primaria del Colegio Montpellier, ejemplifica de forma muy gráfica su oposición a los deberes de verano. “¿Se imagina que le dijera su jefe que en sus vacaciones tiene que seguir trabajando? Todos necesitamos descansar después de todo el año trabajando y los niños, también”, afirma.

Esta profesora considera que el no repasar lo aprendido durante el curso escolar no perjudicaría a los niños, pues “retienen en su memoria la gran mayoría. Simplemente les lleva unos días volver a acostumbrarse a la rutina, como a los adultos”.

Pese a su oposición, si fuera necesario mandar deberes en verano a los alumnos, esta profesora considera que las nuevas tecnologías son una buena opción. “Los niños se sienten muy atraídos por las tecnologías y estarían más dispuestos a hacer deberes en verano si ello conlleva usar una tablet o un ordenador”, explica.

Para no sobresaturar a los pequeños de la casa en verano, Ana Correa propondría “crear un blog para toda la clase en el que cada alumno escribiese cada semana uno o dos post sobre lo que hace durante el verano. De este modo, los alumnos estarían contentos de compartir sus experiencias con sus compañeros y también estaríamos reforzando la escritura y ortografía”.

Otra profesora, María Luisa Román, tutora de 2º de la ESO en el colegio San José de Madrid, también se opone a los deberes porque “los chavales, al igual que nos ocurre a los adultos, deben descansar en verano y disponer de esos dos meses para otras actividades como lectura, deportes y juegos”.

Sin embargo, la profesora Román considera que en cursos altos como la ESO y asignaturas como las matemáticas, las nuevas tecnologías no tienen “mucho sentido. En la resolución de un problema, de una ecuación o de una operación, hay que usar la pizarra tradicional, la tiza, de toda la vida, poder tachar, borrar e ilustrar el tema con los ejemplos del profesor”.

Para Carlos Quintero, profesor de Biología en la ESO, “los deberes de verano, si están bien adaptados a cada niño, pueden resultar útiles. El tiempo que se le dedique depende un poco de las necesidades del niño. Puede ser desde unos pocos minutos al día si el niño simplemente necesita un poco de refuerzo de lectura hasta una hora al día”.

Para este docente, las nuevas tecnologías pueden ser un gran aliado para que los alumnos hagan los deberes de verano porque “son más entretenidos. El niño aprende casi sin saber que está aprendiendo. Puede estar aprendiendo conceptos de matemáticas o de lengua sin estar delante de un cuaderno haciendo deberes, sino con algún tipo de juego”. Y añade que “es más fácil conseguir que un chaval se ponga una hora delante de la tablet a hacer deberes que hacer que se siente una hora delante de un cuadernillo a escribir”.

Sin embargo, incide en que lo fundamental es personalizar en cada niño. “Lo importante es individualizarlo mucho, no mandar cuatro aplicaciones para todos los alumnos. Eso es lo que nos permiten las nuevas tecnologías. Antes era más complicado personalizar en cada niño, era muchísimo trabajo. Hoy en día las nuevas tecnologías te permiten individualizar mucho las tareas de cada alumno”

Y recalca en la necesidad de mandar deberes de verano a los niños “para que no se pasen los dos meses y medio de verano sin hacer nada y luego al curso siguiente partas casi de cero y que el primer trimestre sea para recordar lo que han aprendido en el año anterior”.

Los psicólogos opinan

“Los deberes entendidos como la carga excesiva que tienen durante el curso, estoy en contra”, explica Noelia Rodríguez, psicóloga especializada en Educación. No obstante, sí apoyaría los deberes en verano para los más pequeños, pero entendidos de otra manera. “En lugar de la realización del típico cuadernillo, que se busquen experiencias prácticas donde los niños puedan aplicar lo aprendido durante el año y que no sea la ardua tarea de realizar unos ejercicios. Pues, como decía el prestigioso pedagogo estadounidense Edgar Dale, diez días después de aprendido, recordamos un 90% de las cosas que ponemos en práctica”, añade. Y pone un ejemplo muy concreto: “si quiere hacer ejercicio de matemáticas, que ayude a gestionar el dinero para comprar con su familia”.

La profesional está a favor del uso de las nuevas tecnologías para la realización de los deberes de verano. ”Lo que ofrecen las nuevas tecnologías es salir de la clásica realización de tareas en el típico cuadernillo, que eso genera en el chico un aburrimiento por la obligación de tener que hacerlo. Puede hacer un ejercicio con un móvil y resultarle entretenido y elegir dedicarle todo los días un tiempo a ello por gusto. Si tú generas un gusto hacia los deberes de este modo, el niño va a aprender mejor y no va a verlo como una obligación”, apunta.

Para Noelia Rodríguez, el implicar a los alumnos es importante. Y considera que los profesores podrían hacerlo “ofreciéndoles un listado de aplicaciones para seguir trabajando en verano y que ellos mismos pudieran elegir qué hacer”.