Terrible y macabro. Con esas dos palabras podría describirse el asesinato perpetrado por Crystal Brooke Howell cuando tan solo tenía 17 años. La víctima: su propio padre.
Natural de Maggie Valley, Carolina del Norte, EEUU, la joven confesó haber matado a su progenitor dándole un disparo en la cabeza mientras éste se echaba la siesta en su casa en Sheepback Mountain. Tras ello, con una frialdad insospechada, procedió a esconder el cuerpo de su padre en el cobertizo durante un mes.
Acto seguido, tal y como explica el asistente del fiscal de distrito Jeff Jones en un comunicado de prensa recogido por Daily Mail, se gastó el dinero de su padre y llevó a sus amigos a la misma casa para celebrar fiestas que más allá del alcohol no estaban exentas de droga.
"Empezó a conducir su coche y gastar su dinero. Había llevado a sus amigos y tenido fiestas cargadas de droga, e incluso tenía una barra de 'pole dancing' en la cocina", explicó.
Crystal, que había estado viviendo con su padre después de que se divorciase de su madre, hacía cinco años, antes de invitarles a casa, les dijo a sus amigos que éste se había mudado a Georgia, donde se había suicidado.
Sin embargo, el 22 de marzo de 2014 todo su plan se vio frustrado cuando dos de los chicos que estaban en su casa se acercaron al cobertizo y, mientras limpiaban, movieron una máquina de pinball y uno de ellos, que responde al nombre de Anthony Talley, vio una bolsa de plástico. Al mirar dentro, encontró el cuerpo de Michael Howell, de 50 años; el padre de Crystal.
"No quiero volver a ver nunca algo así en mi vida. Me destrozó", declaró Anthony.
Ahora, la joven ha sido juzgada y sentenciada a 25 años de prisión, y de cinco a siete años extra por haber ocultado el cuerpo de su padre.