Los hechos ocurrieron el pasado lunes por la noche cuando Concha había citado a su reciente marido de 69 años en Alicante para una cena romántica que acabó con un asesinato cometido con un destornillador.
En un aparcamiento de la localidad, según la versión de la policía que lo vio todo y alertó a sus compañeros, Concha y su ciudador, un hombre de 56 años, agredieron mortalmente al esposo con un destornillador.
La agente intentó salvar la vida al hombre pero cuando llegaron los servicios sanitarios el hombre estaba fallecido tirado en el suelo con importantes heridas en el cuello y el pecho. Había mucha sangre. Además, según los testigos, la mujer iba en silla de ruedas -de ahí que tuviera un ciudador- y en el momento del forcejeo estaba de pie.
Los investigadores tratan de averiguiar el móvil, que no parece económico. Esta víctima es el cuarto marido de Concha y el segundo que fallece. Ella y su presunto cómplice están a la espera de pasar a disposición judicial. Por ahora los investigadores descartan motivos económicos porque se desconoce que el fallecido tuviera posesiones o mucho dinero, pero están abiertas diferentes líneas de investigación.
Los vecinos de la pareja siempre sospecharon algo. La boda, a la que acudieron poco más de 15 personas, tienen claro que no fue por amor, "de eso había poco ahí", sino por conveniencia, aunque nadie sabe aún por qué. Lo que sí confiesa un ex cuñado de esta mujer que en breve será considerada viuda negra es que siempre fue alegre y dejaba huella por donde pasaba.
Sí se sabe ya que Concha y su cuidador acudieron a la cita con el fallecido con guantes de látex y vestidos de negro, como en las películas. Lo que no tuvieron en cuenta es que una polícía fuera de servicio presencia la escena del asesinato. Puro cine negro.