El juez Castro aboga por un programa para tratar a menores yihadistas en el que participen las víctimas del terrorismo

EUROPA PRESS 30/06/2017 19:06

Durante su intervención en el curso de verano en San Lorenzo de El Escorial 'El movimiento yihadista global ante el declive del califato en Oriente Medio', el juez Castro ha pedido que las víctimas del terrorismo participen de ese programa de desradicalización, ya que ayudarían a que los menores que cumplen condena asuman la gravedad de sus actos.

El juez ha señalado que los últimos casos de menores en proceso de radicalización demuestran un mayor grado de autoadoctrinamiento a través de las redes sociales. En internet, ha explicado, obtienen conocimientos sobre su religión, pero también encuentran una ventana para la radicalización.

"Consultan vídeos que justifican la yihad con alabanzas y cánticos", ha expuesto, señalando que es muy frecuente que obtengan información "incluso en el manejo de armas". "En internet tienen la imagen del guerrero islámico como un héroe y creen que eso no es terrorismo sino la idea de un mundo más justo", ha dicho.

El juez Castro ha abierto el debate para ir más allá del programa específico para el tratamiento de menores radicalizados. "Jurídicamente sé que es complicado, pero lo suelto como idea: quizás debería empezar el tratamiento con el menor cuando haya una medida cautelar, y no esperar en el caso de menores a que haya una condena", ha comentado.

Castro ha dicho que "en todo momento tiene a la víctima del delito en su corazón" aunque su función, "a menudo ingrata", es aplicar la ley. En el caso de los menores, ha recordado, es la Ley del Menor la que obliga a que "siempre prime el interés desde una perspectiva educativa" de los internos de entre 14 y 18 años, prohibiendo recursos como, por ejemplo, la dispersión o alejamiento de su núcleo familiar.

El juez ha hecho un balance de los casos que ha tratado para destacar que en su mayoría los jóvenes se van radicalizando por influencia de su entorno, entre otras cuestiones, por un problema de crisis de identidad o falta de acogimiento.

"Al margen de evitar atentados, cuando son detenidos a estos muchachos se les salva la vida, ya que habrían sido enviados a Siria para combatir y en el caso de las chicas se les habría sometido a prostitución y esclavitud", ha indicado.