Jill se despertó el día de su boda con fuertes dolores en el estómago, pero no le dio importancia, pensó que era los nervios por el enlace. Le costaba estar de pie, pero intentó aparentar que no le pasaba nada. Hasta que no terminaron la sesión de fotografías en la playa no dijo nada y fue llevada al hospital.
La joven tuvo que ser operada de urgencia, ya que, según recoge ‘Elite Daily’, tenía una inflamación en el intestino que le cortaba el flujo sanguíneo en ese punto de su cuerpo. Si hubiese esperado un poco más para ir al hospital podría haber muerto. El doctor que la trató no podía creer cómo había sido capaz de soportar el dolor y aguantar el tipo durante la ceremonia y la sesión de fotos.
Durante la adolescencia, a Jill se le diagnosticó una colitis ulcerosa, una afección que provoca la inflamación del colon y el recto. A consecuencia de esto se produce un fuerte dolor abdominal. La recién casada se tuvo que someter a numerosas cirugías, gracias a las cuales no volvió a tener problemas, hasta el día de su boda.