Así lo revela el auto en el que el juez de Majadahonda que instruye la desaparición de Adriana, la inquilina argentina desaparecida.
En un primer registro, tras abrirse unas diligencias como consecuencia de la desaparición, se halló un arsenal de armas en el sótano de la casa.
También se encontró la máquina de picar carne en la que más adelante se hallarían sangre de la inquilina. El auto desvela que en la picadora industrial se hallaron restos de carne y de huesos.
Además, recalca que resultaba contradictorio la versión de Bruno al manifestar que Adriana estaba de viaje, dado que en la casa se halló su maleta con su pasaporte y otros documentos personales.
Igualmente, consta que en el domicilio de Móstoles también se localizó documentación de la desaparecida y un guante de látex con joyas dentro manchadas de sangre.
En el auto de prisión provisional, que se dictó el pasado 10 de abril, el juez reseña que existen indicios suficientes de su participación en los hechos investigados.
Así, esgrime que Bruno podría haber cometido delitos contra personas, la vida o la integridad de las personas en la forma de homicidio, asesinato o lesiones graves. También se le acusa de delitos contra la libertad personal por detención ilegal, y delitos contra la libertad e integridad sexual por agresión sexual.