Leah Debono tenía un bulto rojo en la zona inferior del brazo y fue al médico de cabecera, pero éste le dijo que no tenía nada de lo que preocuparse. Posteriormente, averiguaron que se trataba de un melanoma maligno y se procedió a la extirpación.
Tras la operación, los médicos le aseguraron que estaba totalmente sana y libre de cáncer, aunque también le advirtieron que las probabilidades de que el cáncer reapareciera eran de un 30%.
Por este motivo, Debono estuvo realizándose controles periódicos durante tres años para mantener la enfermedad a raya y en el caso de que reapareciera, comenzar a tratarla desde el inicio.
La semana previa a su boda, los médicos le aseguraron que no había ni un ápice de cáncer en su organismo. Sin embargo, poco después de su boda, Debono empezó a sentir mareos y náuseas y volvió a acudir al médico de cabecera, quien le diagnosticó estrés a pesar de su historial médico.
Según explica Mirror, Ben, su marido, declaró que Debono empeoró bastante y, tras hacerle las pruebas pertinentes, los médicos confirmaron que su organismo estaba plagado de cáncer: se había extendido hacia el cerebro, los huesos, el bazo, el hígado y los pulmones, y finalmente, falleció.