Katrina Shangreaux, de 30 años, de Porcupine y que vive en una reserva india, se ha declarado culpable de asesinato en segundo grado por la muerte de Kylen Shangreaux, de dos años, en julio de 2016. De acuerdo con los registros judiciales, Kylen murió de lesiones traumáticas contundentes en la cabeza y el abdomen después de recibir un puñetazo y una patada.
Katrina se ha declarado culpable de estas agresiones y alega que había estado bebiendo alcohol y tomando analgésicos. Podría enfrentarse a una pena de prisión perpetua. La fecha de la sentencia se conocerá pronto, informa CBS News.
La madre de Katrina y la abuela del niño, Sonya Dubray, se han declarado inocentes de obstaculizar la investigación. La abuela, supuestamente, lavó la ropa del niño, limpió la escena del crimen, engañó a los investigadores sobre presuntos abusos contra el niño y le mintió a un agente especial de la Oficina de Asuntos Indígenas al decirle que el niño sabía ir al baño.
"El entrenamiento para ir al baño fue el catalizador del abuso infantil y (Dubray) sabía que la declaración era falsa", señalaron los fiscales. El padre del niño está cumpliendo condena en prisión federal por abuso y negligencia de un hijo con una mujer diferente. Kylen era medio hermano de un niño de 1 año que las autoridades afirman que fue asesinado en abril de 2015 por el padre.
Según los informes de Native Sun News, Katrina había dado originalmente a su hijo a un familiar para que lo criara, pero luego recuperó la tutela. Una tía paterna siguió luchando por Kylen hasta los últimos meses de su vida, y dijo a los periodistas que culpó a una serie de jueces de tribunales tribales que no revisaron las pruebas del peligroso comportamiento de la mujer.