“Sentí un terrible dolor en el costado”, explica al periódico británico Evening Standard. “Cuando abandoné la exhibición tenía mucho calor y noté una marca de picadura en el costado. Estaba muy mareada. LE dije a mi amigo que no me sentía bien. Me quité la ropa, me senté y me sentía enferma. Estaba temblando y pensé que me iba a desmayar”.
Elsa señala que buscó la oficina médica del zoo para descubrir que estaba cerrada. Tuvo que llamar por teléfono y la mujer que le contestó le dijo que se pusiera hielo pero no apuntó su nombre o número de teléfono.
Cuando llegó a casa, la herida empeoró. “Se hizo muy grande y tenía pus y sangre. Me sentía muy enferma. Tenía fiebre, mareo, migraña y palpitaciones. Me llevaron al hospital en una ambulancia porque no podía respirar”. Allí le dieron hasta tres lotes de antibióticos y aún sigue con molestias.
Los médicos no saben qué le picó. Señalan que las arañas están seguras en el zoo, pero no es una picadura o reacción normal. “Solo tenía esta picadura cuando salí de la exhibición. Es lo que me causó tantos problemas”. Finalmente, Elsa tuvo que ser operada de urgencia.
Una portavoz del zoo de Londres explica al diario británico que es “altamente improbable” que las arañas de la exhibición piquen. Pero cualquier picadura puede teóricamente causar una reacción alérgica, admite.
La exhibición “está atendida en todo momento y, aunque las arañas son inofensivas para los seres humanos, cualquier picadura de un insecto puede causar una reacción alérgica”.
“Recibimos un informe de que un visitante creía que la picadura era de una araña. Estamos investigando este informe y estaremos encantados de proporcionar cualquier tratamiento médico de profesionales para facilitarle información precisa”.