El anuncio comienza con un niño que es pillado cuando roba medicamentos en una farmacia...Un hombre, dueño de un bar contiguo, paga el importe de las medicinas robadas y le ofrece un bote con sopa.
Este es solo el comienzo de una breve historia de agradecimiento que avanza 30 años hacia delante y muestra a los protagonistas en otra dimensión.
El dueño del bar cae enfermo y su hija, ya adulta, tendrá que enfrentar una cara factura. Desesperada pone en venta el local y la vida da un vuelco...
"Dar es la mejor comunicación", dice el lema final de la publicidad. Y aquí rueda la lagrimilla.