Erin Carey murió al día siguiente en un hospital de Chicago a consecuencia de los disparos recibidos en la cabeza, según ha publicado el New York Times.
Algunos testigos del tiroteo avisaron a los sanitarios de que Erin Carey, cubierto con una sábana, se movía. Tras comprobarlo, los paramédicos comenzaron las técnicas de reanimación, pero perdieron 15 preciosos minutos.
El joven fue trasladado al hospital Stroger de Chicago en “condiciones muy graves”, pero con signos vitales estables, según el reporte de la Policía.
Erin Carey, sin embargo, falleció en la madrugada del pasado martes, 24 horas después del tiroteo, según informó la oficina del forense del condado de Cook.
Las autoriddades investigan el procedimiento de los paramédicos después de que la familia del adolescente fallecido cuestionara su actuación.
El incidente -en el que murieron dos personas y otras cuatro resultaron heridas- fue provocado durante una pelea en una fiesta.