El presupuesto anual de la Familia Real asciende a 8'4 millones de euros. El grueso de esta cantidad, el 47'89% (4.390.000 euros) se destina al personal de la Casa Real, que tiene contratadas a 507 personas.
Para la Familia Real se destina el 9'69% del dinero, lo que supone una cantidad de 814.128 euros anuales.
El sueldo anual del Rey Don Juan Carlos es de 292.752 euros brutos al año en concepto de dotación (140.519 euros) y gastos de representación (152.233 euros), mientras que el Príncipe Don Felipe cobra 146.376 euros brutos al año, igualmente repartido en dos partidas: la dotación para el Príncipe de 70.259 euros y los gastos de representación de 76.117 euros.
La Reina, la Princesa de Asturias y las Infantas no tienen un sueldo fijo asignado, pero reciben una dotación en concepto de gastos de representación en proporción y cuantía variable cada año. Este año han recibido de 375.000 euros a repartir, no a partes iguales, entre las cuatro.
Otras partidas
De los 8'4 millones de euros de los que ha dispuesto la Casa Real en el 2011, se han destinado al Fondo de Contingencia 206.152 euros, lo que supone un 2'44% del presupuesto.
A inversiones la Casa Real dedica 100.000 euros, lo que supone un 1'19% del presupuesto anual.
El Rey es libre para distribuir el dinero destinado a la Casa Real
Con la publicación de sus cuentas, Zarzuela ha concretado una iniciativa que estudió llevar a cabo en 2010, aunque entonces se pensó en dar a conocer solo los sueldos del Rey y del Príncipe.
La Constitución española permite al Rey distribuir "libremente" el importe que los Presupuestos Generales del Estado fijan para la Casa de Su Majestad y que cubren tanto los gastos de funcionamiento y de personal a cargo directo de la Casa como el sostenimiento de la Familia Real.
Esta libertad del jefe del Estado para gestionar y distribuir el presupuesto "nunca ha sido, ni es ni será" una "barra libre", según subrayó Spottorno el pasado 12 de diciembre, cuando anunció la intención de Zarzuela de detallar su presupuesto antes de fin de año.
La Casa del Rey, como las Cortes, no se somete al control del Tribunal de Cuentas, pero un interventor de carrera controla sus gastos de forma previa y a posteriori y eleva los correspondientes informes trimestrales al jefe de la Casa.