Seguimos saltando de ciudad en ciudad a razón de dos vuelos diarios. Por la mañana en Pamplona por la tarde en Barcelona, pero desde hace dos días miramos constante, a través de Twitter a la Puerta del Sol.
He de reconocer que estoy perplejo, que no entiendo nada. La campaña te permite estar en contacto con los políticos que sacamos en la tele; alcaldes, presidentes, diputados y concejales; y con los que no salen. Estos son ciudadanos normales que ayudan como pueden y sin pedir nada a cambio a la formación con la coinciden sus ideales, jóvenes voluntarios que proyectan su ilusión hacia la política, concejales de pueblo que sin sueldo y casi sin presupuesto administran los pocos recursos que pueden poner a disposición de sus vecinos. Los hay incluso, en el País Vasco y Navarra, que se juegan la vida y conviven a diario con el insulto y la amenaza. Eso es democracia real.
No entiendo la reivindicación de los que se reúnen en la puerta del sol. Estamos atravesando una grave crisis económica y la situación es mala para mucha gente, ¿Pero cual es su propuesta? ¿Conocen los programas de los partidos a los que critican? ¿Las han leído? La crítica global es fácil, pero nadie sabe que es lo que quieren hacer para mejorar la sociedad. Critican el sistema en el que viven y del que participan a diario. Viven en las ciudades, consumen, usan el transporte, la sanidad, los servicios públicos, ¿Cuál de todas esas cosas que forman parte del "sistema" quieren destruir?.
Tampoco entiendo muy bien la descomunal atención que les están prestando los medios de comunicación. Carentes de argumentos comunes ¿Les prestamos atención por su número? 5.000 personas en la Puerta del Sol son muchas... El PP reunió a quince mil ayer en la plaza de Valencia, el PSOE días antes a 12.000. Cada día de esta campaña vemos parques, plazas, polideportivos con dos, tres o cinco mil personas que escuchan a los políticos a los que desprecian los del 15M ¿Son peores ciudadanos los que acuden a los mítines y votan responsablemente y coherentes con sus ideas? Yo creo que no. Y creo que la democracia real es la que veo a diario en la cara de los ciudadanos con los que me cruzo en esta campaña.