La recepcionista, que fue la primera en coger la nota de manos de la víctima, así como la compañera que tenía al lado, se quedaron perplejas al leer el mensaje que contenía:
“Llamad a la policía, mi novio me está amenazando. Tiene una pistola. Por favor no dejéis que se entere”.
Y tras breves segundos, eso fue lo que hicieron: llamar a las autoridades.
Como se aprecia en una grabación que ha trascendido ahora sobre el suceso, que tuvo lugar en el mes de mayo, varios agentes acudieron inmediatamente a la sala donde se encontraba el novio de Caroline que, sorprendido, rápidamente fue flanqueado y cacheado. Nada más levantarle la camiseta las imágenes dejan ver lo que ya advertía la nota: llevaba una pistola a un lado de la cadera, la cual le quitaron rápidamente, antes de proceder a su arresto.
Como recoge el informe policial, el detenido, identificado como Jeremy Floyd, de 39 años, había golpeado en sucesivas ocasiones a su novia, llegando a “amenazarla a punta de pistola y reteniéndola sin salir de casa durante dos días”.
No fue hasta que accedió a que llevasen a su perro al veterinario cuando la víctima encontró la ocasión de pedir ayuda ante los abusos y el maltrato que estaba viviendo.
Gracias a esa nota, Floyd fue por fin capturado y enviado a prisión, aunque incluso allí, si bien ya no podía agredir a su pareja, entre rejas continuó con el acoso, llamándola hasta en 15 ocasiones utilizando el teléfono de un compañero de celda.
“Entiendo que estés enfadada conmigo. Lo siente. Sé que estás enfadad conmigo y me disculpo por lo que hice. Voy a hacerlo por ti. Te pido disculpas. Te quiero”, le dejó en el buzón de voz.
Por ello, a la cuantiosa lista de delitos que acumulaba sumó también el de violar, –por acoso–, las condiciones impuestas previas al juicio.