Varios miembros del FBI y del departamento de Justicia creen que habría que imputar a Clinton por los e-mails

EUROPA PRESS 13/10/2016 04:59

Según esta misma fuente --que ha preferido mantenerse bajo el anonimato--, la decisión de no presentar cargos contra la ex secretaria de Estado por el uso de un servidor privado de correo electrónico mientras estaba al cargo del departamento irritó tanto al FBI como al Ministerio de Justicia.

El pasado 5 de julio, el director del FBI, James Comey, recomendó que no se presentaran cargos contra Clinton por el caso de los correos, si bien advirtió de que ésta había sido "extremadamente descuidada" en la gestión de información clasificada.

Esta decisión decepcionó profundamente a los miembros del equipo que investigaba el caso, según la fuente. Más de 100 agentes del FBI y analistas han trabajado, junto a seis abogados de la sección de Contraespionaje, dependiente de la división de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia, en la investigación de Clinton.

"Ningún abogado de primera instancia ni ningún agente (del FBI) de los que estuvieron trabajando en el caso estuvieron de acuerdo con la decisión de no procesar a Clinton: esta fue una decisión de arriba a abajo", ha explicado esta fuente. Si bien no ha publicado su identidad, FOX asegura que la ha verificado, además de su papel en el caso.

Un alto cargo del FBI ha asegurado a esta cadena que "es seguro decir que la gran mayoría" de los miembros en la investigación creían que Clinton "debería ser procesada" por el caso de los correos electrónicos.

"Nos quedamos anonadados al escuchar la rueda de prensa del FBI porque Comey expuso todo y de repente dijo 'pero no vamos a hacer nada', algo que no tenía sentido para nosotros", ha explicado.

Un exjuez y analista judicial para la cadena, Andrew Napolitano, ha señalado que muchos agentes involucrados en la investigación de los correos electrónicos piensan de manera similar.

En su rueda de prensa, Comey señaló que aunque existen indicios que avalan que tanto Clinton como su equipo fueron "extremadamente descuidados" en el envío de información "muy sensible", no existe ninguna "prueba clara" que confirme que existieron malas intenciones por parte de la ex secretaria de Estado.