Las últimas horas en el poder de Robert Mugabe, primer presidente de Zimbabue

EUROPA PRESS 26/11/2017 13:00

El periódico zimbabuense 'The Standard' ha publicado una crónica de las horas que pusieron fin el pasado martes a 37 años de Mugabe en el poder basándose en fuentes del palacio presidencial, el Tejado Azul. El texto incluye detalles como las lágrimas del emblemático líder de la guerra por la independencia del país.

Sin embargo, en la tarde del martes no parecía tan claro que fuera a dimitir pese a que el Parlamento estaba a punto de aprobar por la vía rápida la destitución de Mugabe impulsada por la ZANU-PF. Sus más estrechos colaboradores rodeaban a Robert Mugabe, quien sostenía un rosario en las manos.

"Después de una hora de reunión con el negociador jefe, el padre Fidelis Mukonori el exgobernador del Banco de la Reserva de Zimbabue Gideon Gono, el portavoz presidencial George Charamba y la primera dama, Grace Mugabe, Mugabe estaba seguro de que no dimitiría", ha explicado la fuente.

"Estaba dispuesto a morir por su sillón. Miró para abajo, miró a su esposa, tomó aliento profundamente y dijo 'así que esto es lo que han decidido'", ha relatado. "Las personas son como camaleones. De todos, me tenían que hacer ellos esto a mí... Después de todo lo que he hecho para protegerles, de las acusaciones de corrupción que pesaban sobre ellos y yo permanecí a su lado", se lamentó.

Algunos de sus colaboradores más cercanos advirtieron a Mugabe de que se le estaban acabando sus opciones, aunque le aseguraron que si la votación del proceso de destitución era secreta, algunos diputados de la ZANU-PF votarían en contra de su salida del poder.

Finalmente cerró su mano sobre el rosario que sostenía y anunció que dimitiría. De inmediato llamó por teléfono al presidente del Parlamento, Jacob Mudenda, y le informó de su decisión justo en el momento en el que los diputados comenzaban el debate sobre la moción de destitución. El objetivo de evitar una salida vergonzante se había cumplido.

Lo que siguió fue un mero trámite. Mugabe leyó atentamente su carta de dimisión antes de plasmar en ella su firma. "La sala estaba en silencio absoluto. La gente se miraba entre sí y la primera dama tenía baja la mirada sin poder creerse lo lejos que había llegado todo este asunto", ha relatado otra fuente.

La carta fue remitida al mismo tiempo a la cúpula del Ejército y al Parlamento. "Admitía que la cosa no andaba bien en el partido, pero creía firmemente que se podría haber resuelto la crisis de una manera mejor", ha explicado la fuente.

De esta manera culminó el golpe de Estado del 14 de noviembre. El sucesor de Mugabe, Emmerson Mnangagwa, regresó de un breve exilio en Sudáfrica durante el cual nunca dejó de mantener el contacto con los militares. Ocho días antes de la asonada, Mnangagwa fue depuesto por "deslealtad y mentiras", pero desde el viernes es el nuevo presidente de Zimbabue, el segundo de su historia, y los tribunales han certificado ya que la intervención militar no puede ser considerada un golpe de Estado.