El conservador y proeuropeísta Sauli Niinistö ha sido el vencedor de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales finlandesas con un 66 por ciento de los votos, según los primeros datos oficiales y parciales hechos públicos. Así, un conservador accede al poder por primera vez desde 1956.
Niinistö se ha impuesto al también europeísta Pekka Haavisto, de la Liga Verde, quien pasó a la segunda vuelta por sorpresa dejando fuera a los candidatos euroescépticos.
La victoria de Niinistö, candidato del Partido de la Coalición Nacional, supone un respaldo de los finlandeses al euro a pesar de su postura contraria a los rescates.
El sistema político finlandés convierte al presidente en un cargo meramente simbólico excepto en materia militar y de política exterior, pero es considerado tradicionalmente en un factor de influencia sobre la opinión pública.