RDC trata de pasar página a la violencia sexual y la violación como arma de guerra

EUROPA PRESS 25/11/2017 09:14

El Gobierno trabaja para acabar con la impunidad y para incrementar las ayudas a las víctimas

El conflicto en Kasai ha provocado un aumento en el número de casos de violaciones y abusos sexuales

Hablar de violencia sexual y de la violación como arma de guerra suele llevarnos a hablar de República Democrática del Congo (RDC), un país donde el conflicto y la violencia han estado presentes de forma continuada durante los últimos 20 años. Sin embargo, los congoleños, con su Gobierno a la cabeza, están decididos a dejar atrás este triste capítulo.

"No hace mucho, un periodo sostenido de conflicto se cobró las vidas de más de 6 millones de congoleños y perpetuó un ciclo de violencia en el que la violación fue usada como arma de guerra para aterrorizar de forma sistemática a civiles inocentes", explica a Europa Press Jeanine Mabunda, consejera especial del presidente Joseph Kabila en materia de lucha contra la violencia sexual y el reclutamiento de menores, lamentando que quienes la cometían "operaban bajo la protección de la impunidad sin temor a represalias".

Sin embargo, se están dando pasos para huir de "este legado de violencia", asegura, destacando su nombramiento en 2014 con el fin de "combatir la impunidad" en este ámbito con más recursos para el sistema judicial --tanto civil como militar-- y para atender a las víctimas, así como para "movilizar a la sociedad para acabar con el estigma al que se enfrentan las supervivientes de la violencia sexual".

En RDC, más de una de cada cuatro mujeres en edad reproductiva ha experimentado violencia sexual durante su vida, una "prevalencia importante", destaca Noemi Dalmonte, coordinadora del programa sobre violencia de género del Fondo de la ONU para la Población (UNFPA). Según los últimos datos, el 52 por ciento de las mujeres han sido víctimas de violencia por parte de sus parejas sentimentales, en un país donde el 43 por ciento de las mujeres de entre 15 y 49 años se casan antes de cumplir los 18.

Las organizaciones humanitarias y de desarrollo que trabajan en RDC han estado asistiendo "de media a entre 10.000 y 20.000 supervivientes de violencia de género desde 2010", según los datos del registro oficial del Gobierno, lo que supone "una de las mayores tasas en el mundo" y lo que pone de manifiesto que "el problema sigue siendo importante", destaca Dalmonte.

Entre las medidas para combatir y conocer la envergadura del problema, se ha creado una base de datos en la que se contabilizan los casos de violencia sexual y de género. En lo que va de año se han censado casi 8.900 casos, de los que 4.700 han requerido atención médica y 6.500 acompañamiento psicosocial.

VIOLENCIA SEXUAL EN KASAI

En el último informe elaborado por las agencias de la ONU y las ONG que trabajan en la materia, se constató un "descenso gradual y continuado en el registro de incidentes presuntamente cometidos por hombres armados en los últimos años", sin embargo la intensificación de la violencia en la región de Tanganyika y el conflicto en la región de Kasai están "revirtiendo esta tendencia".

En esta última región, entre agosto de 2016, cuando estalló el conflicto con la milicia Kamuina Nsapu, y mayo, se habían contabilizado casi 1.500 incidentes de violencia de género, de los que el 68 por ciento de las víctimas eran menores, en su mayoría adolescentes de entre 12 y 17 años.

El 79 por ciento de los casos fueron violaciones, seguido de un 11 por ciento de agresiones sexuales. En el 34 por ciento de los casos, los autores fueron hombres armados, incluidos miembros de las fuerzas de seguridad.

Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) que trabajan en Kasai "cada vez encuentran más casos" en las zonas que visitan, explica a Europa Press Pablo Álvarez, que lidera uno de los equipos móviles de la ONG.

En su opinión, las "garantías de confidencialidad" que dan a las víctimas están permitiendo que cada vez sean más las que acudan en busca de ayuda tras haber sido violadas, puesto que "socialmente está mal visto y hay presión social hacia la víctima en lugar de hacia el violador". Estas mujeres no solo pueden haber contraído enfermedades de transmisión sexual sino que en general necesitan atención psicológica por el trauma sufrido, incide.

PROGRESOS REALES Y TANGIBLES

Lo que está ocurriendo en Kasai viene a confirmar que el problema de la violencia sexual y de género aún está lejos de resolverse. "Nuestros retos en esta lucha son muchos, pero estamos haciendo progresos reales y tangibles" desde el Gobierno con ayuda de "nuestros socios", defiende Mabunda.

Así, pone de relieve que en los últimos años se han producido cientos de condenas en los tribunales militares, incluidos altos oficiales, por casos de violación, "lo que fija un importante precedente y envía un claro mensaje". La tarea pendiente está en la justicia civil donde, "trabajamos para encontrar vías creativas para llevar la justicia más allá de las capitales provinciales" como la creación de "sistemas de tribunales móviles", añade la responsable gubernamental.

"Tenemos una obligación de demostrar que aquellos que cometen delitos de violencia sexual tendrán que rendir cuentas y ser llevados ante la justicia", sostiene Mabunda, subrayando que "la lucha contra la impunidad debe comenzar desde arriba". "También tenemos que mostrar voluntad política para que todos, independientemente de su rango o posición, rindan cuentas", agrega.

Además, se está debatiendo una nueva ley de reparaciones para las víctimas de violencia sexual, una "demanda esencial" de las supervivientes, ya que, admite Mabunda, es importante lograr un equilibrio entre "las medidas punitivas contra los perpetradores y un creciente apoyo a las víctimas".

ACABAR CON EL ESTIGMA

Sin embargo, "el estigma a menudo empuja a las víctimas al silencio, perpetuando su sufrimiento y contribuyendo a la cultura de impunidad que fomenta el ciclo de abuso", lamenta Mabunda. Para combatirlo, el Gobierno ha lanzado la campaña 'Rompiendo el silencio' que incluye un teléfono de emergencia para las víctimas, programas educativos y de movilización de la comunidades.

En este esfuerzo para acabar con la vergüenza que para muchas mujeres supone haber sido violadas, se enmarca también el programa de sensibilización 'Mi cuerpo, mi dignidad' desarrollado por la Agencia Kandindi y la Fundación Hirondelle, que entre marzo y julio de este año incluyó la emisión de programas y espacios de radio sobre esta problemática en varias emisoras del país.

Según explica a Europa Press el representante en RDC de la Fundación Hirondelle, Patrick Busquet, uno de los espacios con mejor acogida y más demandados fue 'Psy Na Biso' (nuestro psicólogo), en el que un profesional abordaba los aspectos psicológicos y las consecuencias que ser víctima de una violación tiene para las mujeres.

La buena acogida recibida, sobre todo por las mujeres, y el impacto positivo que el proyecto ha tenido a la hora de invitar a conocer más sobre este problema hace que la Fundación Hirondelle ya esté pensando en nuevos proyectos en este ámbito, añade Busquet.

PAÍS JOVEN

RDC es un país joven, donde el 65 por ciento de la población es menor de 35 años. "Espero que la próxima generación se vea definida no por el violento pasado del país sino por su potencial para moldear el futuro", confía Mabunda.

Para lograrlo, defiende, "debemos empoderar a las mujeres para que entiendan sus derechos y debemos asegurarnos de que esos derechos son respetados". También hace falta que "haya más mujeres en política y en todos los niveles de gobierno", incide Mabunda, una de las pocas diputadas del país.

"Su participación ayudará a garantizar que las cuestiones importantes para la mujer y las niñas son una prioridad", subraya, expresando un último deseo: "Que un día las mujeres congoleñas puedan vivir sus vidas sin el terror de la violencia sexual".