Los periodista Mel Greig y Christian Michael, quienes se hicieron pasar por la reina Isabel II y el príncipe Carlos para conseguir datos el embarazo de la duquesa de Cambridge se han disculpado entre lágrimas y arrepentimiento por lo ocurrido. No podían imaginar que la enfermera que se creyó la broma se suicidara tras la presión mediática.