La investigación determinó que cada uno de los condenados cumplió un rol diferente en la cadena de falsificación, con la que se llegaron a emitir más de 2.000 documentos, según recogen los diarios belgas.
Entre la documentación falsificada se hallaron documentos de identidad belgas, españoles, daneses y de otras nacionalidades, y fueron distribuidos en distintos puntos de Europa.
Además, se relacionó la red con varios de los terroristas implicados en los atentados de noviembre de 2015 en París y de marzo de 2016 en Bruselas, tras encontrar fotografías de algunos de los yihadistas.
Sin embargo, la sentencia dictada por el Tribunal Correccional de Bruselas no incluye condena por actividades terroristas, porque no ha quedado probado que los falsificadores supieran que los clientes a los que proporcionaron los papeles planeaban atentar en Europa.