Las crisis políticas se han sucedido en Líbano desde el asesinato en 2005 del ex primer ministro Rafik Hariri. Su hijo, Saad Hariri, se marcó la aprobación de los presupuestos como una de las prioridades cuando asumió el poder el pasado mes de enero.
Finalmente, las cuentas públicas han sido aprobadas este jueves con 61 votos a favor, cuatro en contra --del partido Falanges Libanesas-- y ocho abstenciones --seis de ellas del partido-milicia chií Hezbolá--, según recogen los medios libaneses.
Uno de los principales obstáculos durante las negociaciones han sido las reivindicaciones de auditar las cuentas de los ejercicios fiscales precedentes y, de hecho, la ley ha salido adelante sin que se hayan revisado por completo los datos relativos a 2016. El texto da al Ministerio de Finanzas un año de plazo para completar esta revisión.