Rolando Ortiz había terminado su turno nocturno en una fábrica de la ciudad estadounidense cuando al regresar a casa se acostó para descansar, según ha publicado el periódico local Chicago Sun Times.
Su mujer, también trabajadora de la misma fábrica, se había ido a su turno dejando al pequeño Mateo García Aguayo en la casa. Los otros dos hijos de la pareja no se encontraban en el domicilio.
El niño correteaba por la casa y hacía ruido impidiendo que Ortiz pudiera conciliar el sueño por lo que este lo ató, cogió un cuchillo y le cortó el cuello cercenándole incluso la médula espinal, según el relato del asistente del Fiscal, Jamie Santini .
“El acusado inmovilizó al niño en el piso para que no pudiera moverse”, sostuvo a su hijo con una mano y con la otra cortó la garganta del niño varias veces, matándolo”.
Ortiz metió el cuerpo en una bolsa de basura y limpió el suelo de sangre.
Después trató sin resultado de comunicarse con su esposa, llamó a su cuñada y le dijo que había matado al pequeño.
Según la policía el hombre intentó suicidarse, cortándose las venas pero, según el informe “fue un intento bastante débil” y solo se realizó algunos rasguños.
Cuando los parientes de la pareja llegaron a la casa, encontraron el cuerpo del niño en una bolsa y llamaron a la Policía.
Ortiz aprovechó la confusión y el dolor para huir en una furgoneta. Fue capturado cuatro horas después del asesinato a unos 100 kilómetros de la casa.
Los agentes creen que el hombre intentaba llegar a México.
Ortiz confesó el asesinato y permanece en prisión sin fianza a la espera del juicio. Se enfrenta a una larga condena por un delito de asesinato en primer grado.