"Hemos estado pidiendo durante las dos últimas semanas una 'ventana' para que las ambulancias pudieran evacuar a al menos 200 heridos, algunos de ellos, niños", ha dicho, en una entrevista concedida al diario sueco 'Svenska Dagbladet'.
Sin embargo, De Mistura ha afirmado que este alto el fuego, que ha sido extendido recientemente hasta las once horas, es insuficiente, ya que los trabajadores humanitarios "necesitan al menos doce horas para realizar las evacuaciones de forma organizada".
Asimismo, ha expresado sus dudas sobre la posibilidad de que los bombardeos contra los barrios del este de Alepo, controlados por los rebeldes, sean suspendidos el tiempo suficiente como para permitir la llegada de ayuda humanitaria.
"Hemos visto en el pasado anuncios prometedores que se vieron complicados o diluidos por las condiciones subsiguientes. Hay un riesgo grave de que ocurra lo mismo esta vez", ha valorado.
De Mistura ha mostrado además su satisfacción con los últimos encuentros entre representantes de Estados Unidos y Rusia para tratar la guerra en el país, resaltando la importancia de "un formato multilateral para continuar las discusiones".
El enviado especial de la ONU ha reconocido además el problema que supone separar al Frente Fatá al Sham --antiguo Frente al Nusra-- de otros combatientes presentes en el este de Alepo, tal y como reclama Moscú.
Por último, ha recalcado que "la guerra no terminará y nadie ganará con la toma de Alepo", agregando que el presidente sirio, Bashar al Assad, "parece creer que hay una solución militar inminente".
"Alepo podría caer con miles de muertos y quizá 150.000 refugiados, pero es posible que después estalle una guerra de guerrillas, y una muy mala", ha argumentado.
"Los países que respaldan a la oposición, y muchos sirios, seguirán combatiendo, lo que es un escenario terrible para todos, incluidos Al Assad y sus seguidores", ha remachado De Mistura.
LA SITUACIÓN EN ALEPO
Alepo, la segunda ciudad más importante del país, se encuentra dividida en sectores controlados por las fuerzas gubernamentales y por diversos grupos rebeldes.
El Ejército de Siria reclamó a principios de octubre a los rebeldes y sus familias que abandonaran el este de la localidad de Alepo, advirtiendo de que, los que no lo hagan harán frente a "un destino inevitable".
Los intensos bombardeos que se han sucedido desde el fin de la tregua a mediados de septiembre han dejado unos 500 muertos desde entonces, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Unas 275.000 personas estarían atrapadas en el este de Alepo, rodeadas por las fuerzas gubernamentales y con serios problemas de abastecimiento tanto de alimentos como de medicamentos.