Aunque Italia y Grecia llevan años pidiendo un cambio en las reglas del juego, Bruselas va ahora al rescate de Angela Merkel. Su ministro del Interior le echa un pulso, critica sus políticas de acogida y apuesta por devolver en caliente a los migrantes que lleguen a Alemania. La canciller ha rebajado las expectativas de este encuentro, pero sí espera alcanzar algunos acuerdos bilaterales de devolución que calmen las aguas en su Ejecutivo.
Sobre la mesa, la Unión había presentado una polémica propuesta: crear centros fuera de sus fronteras para clasificar a los migrantes económicos y a los solicitantes de asilo. Pero Francia y España quieren esos "centros cerrados" en suelo europeo en los países fronterizos, con un presupuesto común y la tutela de la ONU para agilizar las peticiones de asilo y las políticas de retorno. Un plan que Italia rechaza de pleno. Los dos vicepresidentes tachan a Emmanuel Macron de "arrogante" y "enemigo número uno". Ausentes los países del este: Hungría, República Checa, Polonia y Eslovaquia no reconocen el criterio de la Comisión y se remiten a las decisiones del Consejo Europeo de la próxima semana.