La tregua, "declarada para permitir la respuesta humanitaria" ha permitido la entrada de ayuda a la población rohingya que, según Naciones Unidas, está siendo objeto de una persecución por parte de las autoridades birmanas que podría constituir un delito de genocidio. Birmania niega toda responsabilidad.
El grupo ha acusado a las autoridades birmanas, en el comunicado emitido a última hora del viernes, de "impedir el acceso humanitario" en múltiples puntos del epicentro de esta persecución, el estado de Rajine, "donde ha proseguido con su campaña de violencia en masa, intimidación y violación genocida como herramientas para causar una despoblación".
"ARSA sigue determinado a detener la tiranía y poner fin a la negación sistemática de los Derechos Humanos y restaurar el estatus de los rohingya como etnia indígena de Arakan (la designación particular del estado de Rajine)", apunta la milicia.
No obstante, los guerrilleros se han ofrecido "a discutir un nuevo alto el fuego o cese de las operaciones ofensivas del Ejército por motivos de acceso humanitario", han añadido en su cuenta de Twitter.