La actitud de Kirsten, originaria de Milton Keynes (Reino Unido), es fundamental para recordar todo lo vivido. "Estoy bien. Me adapto poco a poco", reconoce. Ha tenido que pasar por el duro proceso de que su hija tenga miedo a tocarle, por muchas operaciones para reconstruirle la piel y le ayude a no sentirse como un monstruo. Ese calificativo le utiliza para su agresor, un vecino suyo, quien ha sido condenado a cadena perpetua por prenderle fuego.
"Realmente no recuerdo demasiado sobre despertarme. Solo sabía que no podía moverme y no podía hablar y solo de alguna manera lo hice. Solo hice lo que tenía que hacer", prosigue. Todavía confiesa emocionada la primera vez que le tocó su hija un brazo. "Ella siguió mirando mis manos, mis brazos y mi piel. [...] Me siento como un lagarto".
Ella ha contado una anécdota, en una entrevista concedida al Daily Mail, para demostrar que sus ganas de vivir se las da su hija, Madison, de nueve años. Cuando estaba en coma inducido en el hospital, tuvo un sueño en el que le preguntaron varias veces "¿Quieres vivir o quieres morir?". Al principio su decisión era la más trágica, pero le vino la imagen de su pequeña y encontró la determinación de salir adelante. Su lema se asocia al 'carpe diem': "la experiencia de vivir todos los días al máximo".
Sus quemaduras le desfiguraron su apariencia. Los niños han sido los más reacios a su aspecto y le han hecho muchas preguntas. Sin embargo, la historia de Kirsten Ashby ha conmovido a los británicos, que colaboraron en una campaña para pagar todas las operaciones por las que ha tenido que pasar, más de 60 cirugías.