Los mismos adolescentes que gritan y piden clemencia a los monitores hablan poco después maravillas de la experiencia: mis padres lo hacen por que me quieren. Asisten a un duro campamento para adolescentes coreanos donde adquiere disciplina y fortaleza mental. Nacen con pocas dificultades y les ha costado madurar. Aquí aprenden con nueve horas diarias de entrenamiento. Desde 1997 han asistido 100.00 chavales.