"Estamos casi preparados", ha declarado el primer ministro, en el marco de su avance de las actividades preelectorales.
Los representantes de los diferentes organismos del Estado implicados en los trabajos de rehabilitación de los colegios electorales --dañados o destruidos al paso del huracán los pasados 3 y 4 de octubre-- han confirmado que ya tienen todo listo para celebrar los comicios, según un comunicado del Gobierno recogido por la agencia AlterPresse.
El presidente en funciones, Jocelerme Privert, ha hecho un llamamiento a las autoridades y a las instituciones para que exista "neutralidad, imparcialidad y profesionalidad" para que los resultados que se extraigan de las urnas sean totalmente respetados.
Asimismo, la Policía Nacional ya ha comenzado, desde la mañana de este mismo martes, las "operaciones de despliegue de sus efectivos hacia las villas de las provincias". El cuerpo de seguridad nacional tendrá desplegados por el país 9.400 policías.
Por su parte, la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) también ha puesto en marcha los preparativos de cara a los comicios del domingo. El portavoz de la ONU Farhan Haq ha anunciado que también desde este martes se han comenzado a desplegar sus efectivos, en apoyo a los de la Policía Nacional.
Según el plan de seguridad sellado con Haití el lunes, los efectivos de la MINUSTAH "se mantendrán en posición para ofrecer asistencia en caso de ser necesario".
El Ministerio de Comunicación haitiano anunció a principios de octubre el aplazamiento de la votación, tras el huracán que dejó un balance oficial de víctimas de 546 muertos y 438 heridos.
Haití aún tiene pendiente el proceso electoral que inició en 2015, cuando se llegó a celebrar una primera vuelta de las presidenciales. Tras numerosas protestas y el aplazamiento de la segunda ronda entre denuncias de fraude, finalmente el CEP ordenó retomar desde cero todo el proceso.
Las elecciones se celebrarán en un contexto de crisis humanitaria no sólo a causa del paso de 'Matthew', ya que la isla ya trataba de recomponerse del terremoto de 2010 --que dejó cerca de 200.000 muertos-- y el posterior brote de cólera.