De acuerdo con la agencia de seguridad del Gobierno estadounidense, durante 2016 y 2017 se produjeron un total de 50 tiroteos, que causaron la muerte de 221 personas y en los que 722 individuos resultaron heridos.
En 2017, en particular, se produjeron 30 tiroteos, siendo ésta la cifra anual más alta jamás registrada por la agencia. Todos los atacantes fueron hombres y cada uno de los incidentes fueron un "acto de un único tirador".
Entre todos los ataques, destacan tres en el informe debido al alto número de víctimas mortales: el tiroteo que tuvo lugar en un concierto en Las Vegas, donde fallecieron 58 personas y más de 480 resultaron heridas; el ataque contra un club gay en Orlando, que dejó 49 muertos y 53 heridos y el tiroteo en una iglesia en la localidad texana de Sutherland, donde 26 personas perdieron la vida.
Desde el FBI alegan que el informe se ha redactado con el objetivo de "proporcionar claridad" a las autoridades sobre la amenaza que suponen este tipo de situaciones, a modo de herramienta para ayudarles a "neutralizarlas y salvar vidas".