“Había una vez una bella historia entre un encantador estudio (aunque obsoleta) y una joven que soñaba con vivir en París”. Así comienza la publicación en la red social Facebook de la propietaria que alquiló su vivienda a través de la plataforma de alojamientos particulares y turísticos Airbnb.
La mujer, que ha decidido mantener el anonimato, ha contado a través de un extenso comunicado en Facebook el calvario que está sufriendo después de que un inquilino dejara su estudio en pésimas condiciones, como informa Mirror.
En las imágenes se puede comprobar el estado de la propiedad antes del alquiler y después de que pasara el inquilino. Unas fotografías en la que queda patente los enormes destrozos que ha provocado, y que según la propietaria “supera los 10.000 euros”.
“El encantador estudio se ha convertido, literalmente, en un lugar lleno de heces, orina y con una impresionante cantidad de botellas de licor vacías”, subraya la propietaria. Además, confiesa que, tras ponerse en contacto con Airbnb, la respuesta de la plataforma no fue la esperada.
Después de la difusión de las imágenes, Airbnb se ha puesto en contacto con la propietaria, asegurando que se encuentran estudiando su caso. Como recoge la propia plataforma en su página web, Airbnb tienen una garantía de daños de 800.000 euros para los “anfitriones”.