Según informa The Mirror, Jenny contrajo el síndrome de Guillain-Barre, una grave enfermedad que la dejó paralizada y postrada en una cama. Su estado llegó a ser tan crítico que los médicos pensaron que estaba en muerte cerebral y plantearon a su marido la posibilidad de desconectar el soporte vital.
Lo que ellos no sabían es que Jenny, sin poder hablar porque le habían practicado una traqueotomía, y estaba escuchando la conversación de los médicos con su marido. Afortunadamente John pidió que le dieran más tiempo. Gracias a su decisión Jenny está totalmente recuperada.
“Yo estaba muy sorprendida de que mi marido les dijera que no apagaran la máquina de soporte vital”, cuenta en el citado diario, “habían mantenido la conversación sobre lo que haríamos si estábamos en esa situación y yo le dije que quería que la apagaran”.
La pesadilla de Jenny comenzó cuando comenzó a sufrir graves dolores en las piernas. Los médicos le diagnosticaron un grave síndrome que afectaba a sus nervios y la dejó totalmente paralizada. Su cuerpo no respondía a ningún estímulo.
Después de dos meses ingresada en el hospital, comenzó una dura rehabilitación ha logrado terminar una carrera de cinco kilómetros.