Los cortes energéticos derivados de la división palestina amenazan con detonar una nueva crisis en Gaza

EUROPA PRESS 28/05/2017 13:59

"Estamos avanzando hacia otra crisis con los ojos abiertos de par en par", ha lamentado Mladenov, quien informó al Consejo de que las facciones palestinas están "entre la espada y la pared, a nivel político", como han demostrado las últimas huelgas de funcionarios de Al Fatá, el partido del Gobierno palestino, que todavía trabajan en la Franja, a pesar de estar controlada por Hamás.

"El resultado es que la crisis humanitaria ha empeorado significativamente hasta el punto de que está a punto de explotar un conflicto que solo puede impedirse mediante el compromiso y la reconciliación palestina", ha declarado el enviado de la ONU en comentarios recogidos por la agencia de noticias palestina Maan.

Mladenov también advirtió de la crisis energética "sin precedentes" que se declaró el pasado mes de abril en la Franja por el cierre en abril de la única planta energética de la región, que suministraba el 30 por ciento de la electricidad empleada. Los residentes del enclave, uno de los lugares del mundo con mayor densidad de población, si no el que más, viven desde hace dos meses con solo cuatro horas de electricidad al día.

La planta se vio obligada a cerrar tras quedarse sin el combustible que le proporcionaban Qatar y Turquía y las autoridades gazacíes son incapaces de comprárselo al Gobierno palestino por los impuestos sobre el combustible que entra en la Franja de Gaza. Las líneas eléctricas desde Egipto apenas funcionan por problemas técnicos.

Israel, paradójicamente y según el enviado especial, "se había convertido en la única fuente de energía fiable del territorio", donde suministra un 60 por ciento de la electricidad empleada, pero esta semana las autoridades de Tel Aviv han decidido reducir el envío de electricidad, supuestamente a petición de la Autoridad Palestina, incapaz de pagar los 11 millones de dólares mensuales que le cuesta comprar la electricidad al Estado hebreo.

Así, el suministro podría descender en un 30 por ciento, los hospitales tendrían que aplazar sus operaciones, los servicios de esterilización, limpieza y alimentación quedarían paralizados. Las plantas desalinizadoras funcionan a solo un 15 por ciento de su capacidad.

"Y si esto sucede, serán los pobres palestinos, las mujeres y los niños, los traumatizados por el conflicto que llevan diez años como rehenes, quienes pagarán el precio", ha remachado el enviado especial en referencia a la década que ha transcurrido desde que Hamás se hiciera con el control de la Franja en 2007 y el consiguiente bloqueo israelí sobre el enclave.