Los sospechosos "esperaban instrucciones concretas de los cabecillas (del Estado Islámico) sobre la compra de armas ligeras y los componentes necesarios para fabricar artefactos explosivos, así como sobre la selección de los blancos para perpetrar un ataque terrorista".
Durante el interrogatorio, los dos hombres, que proceden de Asia Central y vivían en la provincia rusa de Vladimir, han confesado que estaban en contacto con el Estado Islámico y que planeaban viajar a Afganistán para unirse al grupo que lidera Abú Bakr al Baghdadi.