Las medidas que se aplicaron en primer lugar fueron las que no afectaban a los presupuestos públicos, muy vigilados aún por Bruselas, que exige mantener la disciplina fiscal. Así, se derogó la ley del aborto aprobada por el anterior gobierno conservador y que imponía una tasa para la interrupción voluntaria del embarazo y obligaba a quienes querían abortar a acudir a un psicólogo.
Igualmente se legalizó la adopción para parejas homosexuales, el acceso libre a la reproducción asistida, la supresión de la financiación de los colegios concertados en los lugares donde hubiera una alternativa pública y la reintroducción de los cuatro festivos suprimidos por el Gobierno anterior.
Más difícil ha sido la implantación de otras medidas que sí afectaban directamente a los compromisos de reducción del déficit. El Gobierno socialista tuvo así que negociar los presupuestos de 2016 con sus socios parlamentarios: se redujeron los impuestos directos, aumentaron las ayudas sociales a los más desfavorecidos, se aprobó la restitución escalonada de los salarios de los funcionarios y la subida también gradual del salario mínimo.
Las medidas estrellas pactadas en los presupuestos de 2017 incluyen la reducción del IRPF, la gratuidad de los libros escolares en el primer ciclo de la enseñanza pública y se incrementan las ayudas a las víctimas de violencia de género, informa el diario portugués 'Público'.
Además, se restituye el Ministerio de Cultura, suprimido por el anterior Gobierno, y se incrementa su presupuesto. Habrá nuevas tasas sobre patrimonio, refrescos, alcohol y gasóleo y se incrementarán las pensiones más bajas.
A pesar de todo, queda pendiente la eliminación de los impuestos adicionales introducidos por el gobierno conservador y se mantienen la prohibición de nuevas contrataciones en el sector público y la estricta limitación de gasto para cada uno de los ministerios.