Según ha informado la prensa chilena, las víctimas eran dos chicos de 18 y 25 años que estaban pintando un grafiti en los bajos de un edificio de viviendas cuando el conserje salió para abroncarles, iniciando así una pelea.
En medio de los gritos, el hijo del propietario de la casa ubicada en el primer piso salió y amenazó a los jóvenes con dispararles si no se iban y acababan con la discusión.
Ante la continuidad de la riña, el inquilino, de 20 años, salió con un arma y abrió fuego contra los grafiteros que murieron de camino al hospital por los impactos de bala en cuello y abdomen.
El general de Carabinero Julio Pineda ha informado de que el autor de los disparos ha sido detenido y trasladado a la segunda comisaría. La Brigada de Homicidios ya ha iniciado las pesquisas.
EL DETENIDO DICE QUE ES INOCENTE
Giuseppe Antonio Briganti Weber, de 20 años, fue detenido como presunto autor de los disparos. Sin embargo, a su salida del cuartel de la Policía de Investigaciones, ha negado cualquier responsabilidad: "Me están echando la culpa de que maté a dos tipos. Soy inocente".
Fuentes policiales han apuntado al periódico 'El Mercurio' que el sospechoso ya había sido detenido en varias ocasiones. El joven reside junto a su padre en el inmueble donde se produjo el tiroteo y las fuerzas de seguridad han encontrado en el interior del domicilio la pistola supuestamente utilizada.
REUNIÓN DE EMERGENCIA DEL GOBIERNO
El Gobierno ha convocado una reunión de emergencia a las 18.00 (hora local) en La Moneda para analizar lo ocurrido. En ella participarán el ministro de Interior, Jorge Burgos, y responsables de las fuerzas de seguridad, de acuerdo con 'La Tercera'.
"Condenamos todo tipo de violencia. El Gobierno no tolera ni tolerará este tipo de violencia", ha dicho Burgos en sus primeras palabras, en las que ha aprovechado para aclarar que "el presunto autor de estas muertes no tiene vínculo alguno con las fuerzas policiales que se encontraban en la marcha estudiantil".
MARCHA ESTUDIANTIL
Este suceso ha empeñado el final de la marcha estudiantil que se ha celebrado en Valparaíso y en todo Chile para exigir al Gobierno de Michelle Bachelet una reforma de mayor calidad para conseguir una educación pública, gratuita y de calidad.
Unas 150.000 personas han atendido en Santiago la convocatoria realizada por la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH) para calentar motores de cara al discurso que Bachelet pronunciará el próximo 21 de mayo sobre la reforma educativa.
"Esperamos una explicación del Gobierno respecto de cuáles son sus intenciones reales en cuanto a la reforma educativa", ha dicho la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Valentina Saavedra.
Saavedra ha criticado "la falta de voluntad" del Gobierno para escuchar las propuestas de estudiantes y profesores. "Las propuestas que hemos planteado se han guardado en un cajón", ha lamentado, advirtiendo en contra de "una reforma a puerta cerrada".
La marchas estudiantiles, como es habitual, han acabado con disturbios en Valparíso Concepción y Santiago, donde incluso las fuerzas de seguridad han tenido que usar cañones de agua y gases lacrimógenos para contener a los encapuchados.
MOVIMIENTO ESTUDIANTIL
Desde hace cuatro años alumnos y docentes reivindican en las calles del país suramericano una verdadera educación pública, entre otras cosas, desvinculada de los créditos concedidos solamente a través entidades financieras privadas.
Bachelet ya ha conseguido aprobar en el Congreso los tres pilares de su reforma educativa --fin del copago, del ánimo de lucro y de la selección de alumnos-- pero estudiantes y profesores consideran que es insuficiente.