Los médicos le quitaron a Kalea Avery, de seis años, un tumor de la cabeza de 3,5 centímetros después de una resonancia magnética. Kalea fue diagnosticada de un meduloblastoma, un cáncer que se forma en la base del cráneo y que puede extenderse rápidamente.
Este tumor maligno suele situarse en la zona del cerebro que controla las funciones motoras. Por eso quienes lo sufren suelen padecer problemas de equilibrio y movimiento.
Cuando Kalea había empezado su tratamiento y sus padres, Duncan y Nohea, pensaban que todo se encaminaba, detectaron que el hermano pequeño Noah, de 4 años, había empezado a dormir más de lo normal, cuenta People. Al poco tiempo el pequeñín empezó a caminar inclinado. Dos semanas después que su hermana, Noah era diagnosticado de otro meduloblastoma.
Duncan ha explicado que la noticia del segundo cáncer fue devastadora y que él y su esposa se echaron "a llorar". "Mi corazón literalmente se sentía como si se hubiera roto", dijo Nohea, la madre a CBS Los Angeles.