La detención del mayordomo del Papa dejó al descubierto una guerra de poder en el Vaticano. Benedicto XVI encargó un informe a tres cardenales para conocer la verdad y el resultado no podía ser más demoledor. De hecho, medios italianos lo relacionan directamente con su renuncia al papado dada la necesidad de que alguien más joven y con más energías se haga cargo del Vaticano. De lo leído se deducen luchas de poder, malversaciones económicas y relaciones homosexuales que harían del miniestado un auténco problema para la autoridad moral de la Iglesia.