Minhaj Gedi Farah estaba a punto de morir en el mes de julio cuando los periódicos publicaron la imagen cadáverica de su cuerpo. Entonces pesaba 3,2 kilogramos, como un bebé recién nacido, a pesar de que ya tenía tres meses. Sin embargo, pudo ser salvado después de recibir un tratamiento de alimentación intensiva en un hospital para refugiados en Kenia.
Minhaj fue uno de decenas de bebés que yacían bajo mosquiteros en las sofocantes salas del hospital del IRC en Dadaab, Kenia, el campo de refugiados más grande del mundo.
La imagen de la izquierda mostraba su estado, tres meses después se ha recuperado y se ha convertido en un bebé hermoso.
Ni siquiera su madre confiaba en que Minhaj Gedi Farah iba a sobrevivir. Desnutrido yacía inerte sobre un lecho improvisado.
Sin embargo, Minhaj Gedi Farah, vive, gracias a las agencias de ayuda humanitaria que actúan a través de la ONU, según publica ' The Huffington Post'.
Minhaj ya "puede sentarse sin ser sostenido, puede tomar el suplemento nutritivo por sí mismo y está aprendiendo a gatear". Ahora, el bebé que se conviritió en el rostro de la hambruna pesa ya casi ocho kilos y es un niño normal.
El hambre ha acabado con la vida de miles de niños en el cono sur africano, unido a las intensas lluvias y a las guerras intestinas que sacuden el continente.