David había viajado más de mil kilómetros para participar en el campeonato de videojuegos que se celebraba en Jacksonville, estaba obsesionado con ganar y llegar a la final.
El año pasado pudo clasificarse, pero en esta edición fue eliminado el sábado. No pudo soportar la derrota y disparó contra el resto de jugadores. Mató a dos personas e hirió a otras once antes de quitarse la vida.
“No está aquí para hacer amigos"
El autor del tiroteo, en una grabación anterior al suceso, presumía de ser uno de los mejores en los videojuegos de fútbol americanos. Entre sus rivales tenía fama de antipático: "Le fui a dar la mano tras ganarle y ni me miró" afirmaba uno de sus rivales.
Los locutores de los campeonatos le definían como una persona que “no está aquí para hacer amigos"
Pero cómo imaginar que tras una derrota, Katz iba a apuntar con un láser a uno de sus contrincantes, Eli Clayton, y acabar con su vida. También fallecía otro reconocido jugador, Taylor Robertson. Los dos jugadores a los que mató eran dos de los mejores jugadores del campeonato.
Mientras se recupera en el hospital, uno de los once heridos muestra su mochila llena de salpicaduras de sangre.
Tras el suicidio del asesino, los investigadores buscan respuestas registrando su vivienda e interrogando a su entorno.