La vida de Emma Snowdon, de 36 años de la ciudad británica de Stockton-on-Tees, cambió radicalmente desde que sufre alotografia -también conocido como Pica-, un trastorno alimentario por el que siente un deseo irrefrenable por comer o lamer sustancias pocos usuales como tiza o tierra.
Sufre un deseo irreprimible por comer masticar esponjas, llegando a contabilizar un total de 14 a lo largo de la semana. “Hay un lado divertido, pero puede ser horrible también, porque no entiendo por qué comenzó o por qué no puedo parar”, cuenta al diario The Sun.
Esta extraña adicción comenzó hace 10 años cuando tenía un absceso en un diente y comprobó que, al poner una esponja fría y masticarla, le calmaba el dolor y era reconfortante.
El hábito continuó incluso una vez el absceso desapareció y las consecuencias no se han hecho esperar, sobre todo en el terreno bucodental, que le ha provocado secuelas irreversibles. “Me preocupa que mis encías queden completamente destruidas y no quiero ser una anciana”.
Snowdon no se come las esponjas, sino que las mastica hasta que se desintegran completamente y después las escupe.
Durante el embarazo de sus dos hijos la adicción se acrecentó e incluso llevó una bolsa de con 28 esponjas. Sin embargo, solo ha contado su problema a unos cuantos de familiares, que incrédulos, han intentado ayudarla sin mucho éxito.
"Definitivamente siento que es una adicción. Me siento temblorosa hasta que mastico, entonces el alivio es instantáneo. Es como estar realmente, realmente sediento, y finalmente poder beber ", señala al citado diario.
Según informa la organización benéfica The Challenging Behavior Foundation, se cree que entre el 4% y el 26% de las personas con discapacidades de aprendizaje presenta esta adicción, que puede sufrirse durante el embarazo.