El expárroco de Can Picafort admite ante el tribunal haber violado a una monaguilla

Noticias Cuatro/ Agentes 04/07/2016 13:15

El expárroco de Can Picafort, Mallorca, Pedro Barceló, ha admitido ante el tribunal que le juzgaba haber abusado y violado sexualmente de manera continuada a una monaguilla de su parroquia desde que la niña tenía 10 años y ha dicho estar "totalmente arrepentido".

Un terrible suceso que ha sido juzgado en la Audiencia de Palma, donde el expárroco ha admitido que los abusos comenzaron en 1997 cuando, con ánimo libidinoso, sentaba en sus piernas a la niña y le tocaba el pecho por encima de la ropa y posteriormente, cuando la llevaba en coche a su casa, le obligaba a practicar felaciones hasta en 20 ocasiones.

Más adelante, la violó varias veces en su habitación de la parroquia. Cuando el fiscal le ha preguntado si es cierto que cuando ella ofrecía resistencia, él se colocaba sobre ella, la agarraba con fuerza y le abría las piernas para penetrarla, el exsacerdote ha respondido un rotundo "sí" y ha reconocido que ocurrió en varias ocasiones.

En defensa del expárroco ha dicho estar "totalmente arrepentido". "Le deseo lo mejor a esta señora y a su familia, nunca he tenido rabia de ningún tipo, les deseo desde ahora y para siempre lo mejor", ha dicho el exsacerdote, para quien Fiscalía pide una condena de 42 años de prisión.

Por su parte, la iglesia de Mallorca expulsó del sacerdocio a Pedro Barceló en 2013 por considerarlo culpable de pederasta.

MÁXIMA PENAL CANÓNICA

El Tribunal Eclesiástico de Mallorca le declaró culpable de abusos sexuales a menores, por lo que se le impuso la máxima penal canónica, que es la expulsión del estado clerical. El Obispado de Mallorca argumentaba que la decisión de la Iglesia de declararle culpable se debía a "la comisión de delitos contra el sexto mandamiento del Decálogo con menores".

Con todo, el Tribunal consideraba "gravísimos los delitos", por lo que "le impone la pena máxima de la expulsión del estado clerical, prohibiendo totalmente el ejercicio de su ministerio sacerdotal". El Obispado justificó que el Tribunal Eclesiástico haberse atendido al ordenamiento jurídico vigente de la Iglesia de Mallorca, tras el proceso penal oportuno.