El presidente de la Generalitat Quim Torra ha vuelto sobre la posición inicial, ya planteada al anterior Gobierno en 2014 y que ha llevado a todo lo que ya hemos visto en Cataluña: Intervención de la Hacienda catala, aplicación del 155, políticos presos y falta de entendimiento.
Torra se plantea calentar motores en otoño llamando a la desobediencia ante la eventual sentencia del 1 de octubre, con el ultimátum al Gobierno para la negociación de un referéndum sin alternativa de respuesta que no sea impulsar una ruptura con el Estado.
Por su parte, los republicanos se suman al carro de la desobediencia y las bases obligaron a explicitar la vía unilateral en su ponencia política, aprobada a finales de junio. ERC, plantea incluso ir un poco más allá en un intento por ampliar antes la mayoría social en favor de la independencia y de esta forma enfrentar un nuevo desafío al Estado.
PP y Ciudadanos, mientras tanto se han alineado para socavar a Pedro Sánchez. La formación naranja busca amparo en el Defensor del Pueblo alegando sentirse desprotegidos, mientras organizan movilizaciones y brigadas contra los lazos amarillos. Señalan la agresión sufrida por una mujer, que recibió un puñetazo en la cara cuando quitaba los símbolos independentistas. Ayer en la movilización convocada por Rivera y Arrimadas en el parque de la Ciutadella de Barcelona terminó con la agresión a un cámara de Telemadrid.
Arrimadas ha señalado que van a "seguir defendiendo" a los ciudadanos de Cataluña y "la igualdad de todos los españoles" en el Parlament, en el Defensor del Pueblo y "en las calles".
Los populares, por su parte, señalan a los Mossos d'Esquadra por perseguir a los que retiran lazos y arremeten contra el Gobierno por su "inacción" y en nombre de la convivencia en la calle. El líder de los populares ha pedido a las instituciones que “eviten más agresiones” de los ciudadanos que retiran los lazos amarillos, además de solicitar sanciones a quien los ponga, con el objetivo que los espacios públicos sean de concordia y no de confrontación.