Cinco ataques de enfermos psiquiátricos en el hospital de Getafe en un mes

Ángel Moya y Malena Guerra 02/07/2014 11:31

Sólo una semana después, el 22 de junio, otro paciente de la unidad de siquiatría del hospital madrileño arremetió contra una doctora en el momento en que le comunicaba su traslado a otro hospital.

La doctora consiguió escapar a la carrera y encerrarse en un recinto reservado para enfermeros y auxiliares protegido por una cristalera.

Entre tanto, el paciente consiguió derribar a patadas la puerta de la sala, escapó de la unidad de psiquiatría se armó con dos extintores y recorrió la primera y la segunda planta del hospital ( una de ellas es la unidad de cardiología ) amenazando a otros pacientes y sus familiares mientras les rociaba con los extintores.

En esta ocasión desde el hospital pidieron auxilio a la policía y los agentes consiguieron reducir al enfermo tras localizarlo en el interior del centro médico.

Se trata de los ataques más violentos que han sufrido los trabajadores del hospital durante el mes de junio, pero no son los únicos.

Días después otro celador fue víctima de una nueva agresión, y poco después la situación se repitió de nuevo en dos ocasiones más con otros dos trabajadores.

Desde el centro denuncian el evidente peligro bajo el que se ven obligados a trabajar los celadores, enfermeras y doctores de la unidad de psiquiatría y culpan a los recortes en medios y personal de la situación. A su juicio, la unidad no reúne las condiciones necesarias, ni estructurales ni de personal.

A pesar de las reiteradas peticiones, la dirección no instala cámaras en los pasillos de la planta. Sólo dos habitaciones, reservadas a los internos más violentos, disponen de cámaras de vigilancia que dejan demasiados ángulos muertos fuera de control.

En caso de encontrarse antes más de dos pacientes en situación de crisis, a la fuerza alguno de ellos queda fuera de la vigilancia de las cámaras, y a pesar del cristal blindado que protege ciertas estancias las paredes de pladur y las endebles puertas ofrecen poca resistencia a los ataques violentos.

En la unidad, se mantiene a duras penas el mismo número de profesionales con rotaciones de forma que sólo dos de las enfermeras tienen la especialidad de psiquiatría y, denuncian, que no se llegan a cubrir todas las bajas de personal.

La respuesta de la dirección del centro, aseguran, pasa por quitarle hierro al asunto.