La semana ‘horribilis’ de Torra: “Aguantaremos hasta, como mínimo, las sentencias del 1-O”

Noticias Cuatro 05/10/2018 21:17

Por si el desafío a la ley y el pulso al Gobierno no fuesen suficiente, Quim Torra multiplica los frentes que tiene abiertos. Su semana ‘horribilis’ comenzaba el día 1 de octubre, lunes; una fecha marcada en el calendario independentista como el aniversario de una jornada considerada a la que consideran como una “victoria del pueblo” frente a la “opresión” del Estado. Fue en este contexto en el que se produjo el primer gran error del presidente de la Generalitat, cuando, en el albor de un día repleto de manifestaciones y protestas, decidió alentar al sector más radical, –los denominados CDR, ‘Comités de Defensa de la República’– llamándoles a “apretar”. “Apretad, hacéis bien en apretar”, fueron sus palabras en un día que alcanzó su final con una escalada de máxima tensión frente a las puertas del Parlament, donde al término de la manifestación ‘'Recuperem l'1 d'octubre', varios independentistas comenzaron a increpar, insultar y lanzar objetos a los Mossos D’Esquadra, forzando su intervención y unas cargas policiales que también llegaron a producirse, por hechos de índole similar, ante la Jefatura Superior de la Policía Nacional de Barcelona, en la Vía Laietana.

“APRETAD, HACÉIS BIEN EN APRETAR”

Reprobado por la oposición por incitar a la violencia con la que culminaron los hechos, Torra echó balones fuera al día siguiente, reivindicando la manifestación “pacífica”. “Una cosa es apretar y otra ser violento”, justificaba entonces la consellera y portavoz del Govern, Elsa Artadi.

Pero lo cierto es que aquellas palabras no han gustado ni a la oposición ni a parte del independentismo.

ULTIMÁTUM A PEDRO SÁNCHEZ

Más allá, si siguiente error puso de manifiesto la división en lo que respecta a las distintas formas de proceder entre los partidos independentistas: amenazar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con retirarle el apoyo en la Moncloa si no accede a formular una prupuesta de referéndum de autodeterminación para Cataluña en noviembre.

El independentismo “no podrá garantizar ningún tipo de estabilidad” en el Congreso de los Diputados, dijo, y parte del independentismo le respondió dándole la espalda. Ni siquiera entre los suyos, en el PDECat, encontró apoyo público tras lanzar su amenaza al Gobierno central. Nada más lejos. “Los ultimátum los carga el diablo”, le recordó entonces el portavoz adjunto de ERC, Gabriel Rufián, antes de encontrar la contundente respuesta del Ejecutivo de Sánchez: “El Gobierno no acepta ultimátums”.

ESPERPENTO EN EL PARLAMENTO

El siguiente día marcado en su semana horribilis es el del jueves 4 de octubre, día llamado a albergar el pleno del Debate de Política General en el Parlament. Sin embargo, en lo que verdaderamente se convirtió es en la escenificación de la citada división entre los bloques independentistas.

"Estafa democrática, vergüenza, perversión de las instituciones, un gobierno de antisistema, un lío en el que nadie se pone de acuerdo porque el que manda no está en el Parlament...". Esos fueron algunos de los calificativos lanzados por la oposición, que puso voz a la imposibilidad de las distintas partes de llevar adelante un pleno que discurrió entre broncas, votaciones y aplazamientos ‘sine die’.

Tras nueve horas que se hicieron eternas, por fin llegaron al acuerdo, saltándose la ley, para satisfacer las necesidades de Carles Puigdemont, quien se niega al cese y quiere seguir cobrando su sueldo. El desbloqueo de la sesión se hizo posible después de que los cuatro diputados de Junts per Catalunya (Puigdemont, Jordi Sànchez, Josep Rull y Jordi Turull) hayan aceptado delegar sus derechos parlamentarios en otro diputado de su grupo y firmar el escrito. La misma fórmula usada por Oriol Junqueras y Raül Romeva, diputados de ERC, pero no así los cuatro parlamentarios de Junts per Catalunya.

Estos cuatro últimos parlamentarios realizaron esa delegación incluyendo en el texto que no estaban suspendidos y que accedían a designar sus derechos en otro compañero.

Los letrados dieron entonces su beneplácito, pero ya era tarde para ocultar la división independentista.

GARANTIZA LA UNIDAD DEL GOVERN “HASTA LAS SENTENCIAS DEL 1-O”

El último día de la semana para Quim Torra ha llegado en un intento de, precisamente, intentar escenificar que los distintos bloques del independentismo no están tan separados como dieron a parecer.

El presidente de la Generalitat y el vicepresidente, Pere Aragonès, han asumido las dificultades para mantener el acuerdo de Govern, el cual que ven mejorable, por lo que se han conjurado a "fortalecer" el pacto que sostiene al Ejecutivo tras la crisis política entre JxCat y ERC por la suspensión de diputados.

En este sentido, durante una rueda de prensa tras la reunión en el Palau de la Generalitat, Torra ha garantizado la unidad del Govern “hasta como mínimo las sentencias" del 1-O