El drama de los menores inmigrantes ante el colapso de los centros: el sueño acaba en comisaría

cuatro.com 21/09/2018 14:27

Son decenas y llevan en comisaría quince días. Las imágenes de ellos durmiendo como pueden en comisaría han conmocionado a la sociedad catalana. Ninguno de ellos es delincuente. Duermen en una comisaría porque nadie les quiere. Han viajado desde Marruecos en busca de un sueño. Uno es peluquero, otro es bailarín, pero la realidad que se han encontrado aquí es más que dura. Los centros de menores están colapsados. Algunos llevan meses de localidad en localidad para acabar durmiendo en la calle. Prefieren las comisarías, claro está. Al menos, dicen, están a cubierto.

Piden dinero en la calle para comer. Inma Viudes, portavoz del Sindicato Sap Mossos denuncia la inacción de la Direcció General d’Atenció a la Infància i l’Adolescència (DGAIA) aunque también reconoce que los menores llegan con un billete de bus que alguien les paga, desde otras zonas de España como Madrid y Andalucía, donde los centros también están colapsados. "No son menores delincuentes ni adictos a la cola, son menores desamparados que acuden espontáneamente a las comisarias. Ellos les dan un bocadillo, les dejan dormir ahí e intentan llevarlos a algún centro".

En la comisaría del Ensanche de Plaza España están varias decenas de menores. "Son 120 y tenemos 74 camas y nadie nos da soluciones", se quejan todos los que intentan ayudarles en los centros y fuera de ellos. El más pequeño tiene 14 años. No tienen ropa, ni comida, están el a calle. "Vienen del sur de Francia y del sur de España. No traen pasaporte ni nada, la documentación se la queda su familia en sus países de origen. Ahora la situación es más complicada. Antes iban a la fiscalía, ahora ha cambiado el protocolo y tienen que ir a comisaría, donde les toman huellas y deben ser trasladados a un centro. Pero están colapsados", destacan abogados que les asesoran.

El conseller de Interior de la Generalitat, Miquel Buch, ha reconocido que las comisarías de los Mossos d'Esquadra "no están preparadas" para acoger a menores extranjeros después de que algunos de estos jóvenes durmieran en dependencias policiales la noche del lunes al martes. Y esa parece ser la realidad. La de menores abandonados a su suerte.

"Son menores no acompañados, no son delincuentes. Los identificamos y en un momento determinado tienen que volver a un espacio donde se garantice la salubridad, la salud, las condiciones para un menor, etc. Las comisarías de los Mossos d'Esquadra no están preparadas para estas situaciones", explica. Los chicos son trasladados de un lugar a otro porque nadie tiene medios para darles el cobijo y cubrir sus necesidades. Por eso la imagen de jóvenes durmiendo como pueden en las comisarías ha alertado de su día a día ante la opinión pública.

Buch subraya que esta situación se ha producido de "manera muy excepcional" pero que no debe convertirse en la norma y que se tienen que encontrar otros espacios para acoger a estos menores extranjeros sin referentes familiares. Ellos también lo esperan, porque no han cometido delitos.

"Lo que ha pasado es que estamos sobredimensionados. Son muchas más personas que espacios que tenemos", ha indicado Buch y ha agregado que, junto a Andalucía y al País Vasco, Catalunya está saturada en la recepción de estos menores, por lo que ha defendido que se debe encontrar una solución.

"Tenemos que ir de la mano todo el Govern, incluso todo el país, puesto que hay muchas entidades que nos ayudan y que están haciendo un magnífico trabajo", ha sostenido el conseller.

La Direcció General d’Atenció a la Infància i l’Adolescència (DGAIA), envió una carta a los centros de acogida en las que después de estos sucesos se dejaba claro que estaban en la obligación de aceptar a los menores que sean enviados por los mossos. Estos no pueden llevar a los mossos a cualquier centro pero, al menos, sí que a la hora de hacerlo los servicios de atención a la infancia deben acogerlos. También deja claro que se han creado 2.000 plazas de acogida en 100 centros en toda Cataluña, cuando lo normal es un máximo de cuatro. Ahora atienden a más de 20.000 con un perfil de entre 15 y 17 años.