El juez que instruye la causa del ‘procés’, Pablo Llarena, se resiste a que Carles Puigdemont sea juzgado únicamente por malversación, un delito que como muchísimo conlleva 12 años de cárcel, mientras sus subordinados, –los exconsellers– han sido condenados por rebelión, lo que acarrea hasta 30.
De este modo, el Supremo se inclina a rechazar la decisión de la Audiencia alemana de Schleswig-Holstein, que ha decidido extraditar a España al expresidente de la Generalitat de Cataluña solo por ese delito de malversación de fondos, relativo a los gastos del referéndum del 1 de octubre.
La justicia alemana no ve alzamiento. No encuentran hechos suficientemente violentos y graves que encajen en el delito de rebelión. Además, en otro revés para Llarena, entienden que la violencia que pudo existir no estuvo incitada por Puigdemont.
Por su parte, el expresidente del Govern ve la decisión del tribunal alemán como una victoria, afirmando que se ha derrotado la principal mentira sostenida por el Estado; algo sobre lo que se ha pronunciado en los mismos términos el actual presidente de la Generalitat, Quim Torra:
"No hay rebelión, no hay delito, es un relato ficticio que tiene que acabarse ya", ha dicho.