Condenado y víctima, que se conocían desde hacía tiempo, coincidieron en una fiesta privada de karaoke en agosto de 2014. De madrugada, cuando él la estaba llevando a casa en su vehículo, pasó de largo el domicilio de la menor y le propuso pasear por un parque. Allí, cogió de los brazos a la niña y le realizó tocamientos, a los que ella opuso resistencia.
Según el relato de hechos probados que narra la sentencia, ante la oposición de la menor, el hombre aceptó llevarla a casa. Sin embargo, el condenado aparcó el coche en una zona poco transitada y la violó. A la mañana siguiente, ambos intercambiaron mensajes en los que él pedía que no denunciara los hechos y que sentía lo que había pasado.
Durante el juicio el agresor negó los hechos, mantuvo que las relaciones sexuales fueron consentidas y relacionó la denuncia de la víctima con la negativa del condenado de ser su novio. La Sala le otorga credibilidad al testimonio de la menor quien, según la sentencia, relató los hechos de forma uniforme, sin contradicciones y sin "odio o resentimiento".
Según explica la resolución, el argumento de que las relaciones sexuales fueron consentidas que esgrimió el condenado "resulta incompatible con el contenido de los mensajes antes citados", intercambiados por agresor y víctima la mañana siguiente a los hechos, "de los que se desprende claramente la preocupación del acusado por la denuncia producida y su disculpa por lo sucedido".