Nabiullina, de 53 años y considerada parte del círculo más cercano al presidente de Rusia, de quien fue asesora económica antes de convertirse en banquera central, asumió la presidencia del Banco de Rusia a mediados de 2013 por un periodo de cuatro años que verá extendidos por otros cinco años después de los últimos cambios en los estatutos de la institución.
La economista de origen tártaro se convirtió en 2013 en la primera mujer en la historia al frente de uno de los bancos centrales de los países del G-8. Nabiullina había desempeñado el cargo de ministra de Economía, Desarrollo y Comercio de Rusia entre 2007 y 2012.
En un encuentro con Vladimir Putin, la presidenta del Banco de Rusia destacó que la situación en el país "se normaliza" y apuntó que el sistema financiero ruso" se está adaptando a las nuevas condiciones" tras el impacto provocado por el desplome de los precios del petróleo y las restricciones de acceso a los mercados internacionales de capitales impuestas a los bancos rusos.
"Los resultados de 2016 constatan que el sector bancario ha alcanzado, según la mayoría de indicadores, niveles anteriores a 2014 e incluso los supera", indicó Nabiullina, subrayando que la banca rusa está preparada para aumentar el crédito a la economía.