El proceso comenzó el pasado 13 de enero, cuando el consejo de administración de Nicolás Correa decidió concentrar toda su actividad industrial en su planta de Burgos.
La compañía atribuyó el traslado a causas productivas y económicas, "en pro de conseguir una organización más eficiente".
Según argumentó el fabricante de fresadoras, su cifra de negocio (alrededor de los 44 millones de euros desde 2014) no justificaba mantener ambas plantas abiertas, ya que la de Burgos "tiene la capacidad física necesaria para absorber toda la actividad".
Tras huelgas y movilizaciones por parte de los trabajadores de Nicolás Correa contra el cierre de la planta de Guipúzcoa, finalmente han dado el visto bueno al traslado.